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La Antigua Grecia en el cine

2013 - T&B editores

356 p. : ill.

¿Qué pinta un libro sobre la antigua Grecia en el cine en pleno siglo XXI? ¿Qué nos importa hoy la antigua Grecia? ¿Para qué sirve la historia? ¿Por qué tenemos que saber quién fue Ulises, o Aquiles, o Leónidas, o Alejandro Magno? ¿Por qué tendría que interesarnos el viaje de Jasón y los argonautas a los confines del mundo en busca del vellocino de oro? ¿Qué ganamos con conocer los mecanismos de la Atenas democrática? ¿Qué más da que sepamos o no cómo funcionaba la falange macedonia? Qué pereza, contestar a esas preguntas. La "Ilíada" es algo más que un largo poema de extraordinaria belleza, los dioses griegos tienen mucho que enseñarnos acerca de la naturaleza humana, la batalla de Maratón no es sólo el origen de esa carrera que cierra los Juegos Olímpicos, los (casi) 300 espartanos que murieron en las Termópilas no estaban solos, Alejandro el Grande fue primero discípulo del filósofo Aristóteles.

¿Se puede vivir sin saber todas estas cosas? Sí, como también se puede vivir sin Homer Simpson, sin Woody Allen, sin los Beatles, sin los ojos de Gene Tierney y sin tomar el aperitivo los domingos. Pero es una vida peor. La antigua Grecia en el cine es un libro que nace de la admiración y de la infancia, que casi son lo mismo. Los que crecimos viendo películas en sesión doble desde los gallineros de los cines tenemos una deuda enorme con lo que ahora llamamos peplum, es decir, con el "cine de romanos" (también de griegos y de egipcios) de toda la vida, un cine popular sin demasiado interés por el rigor histórico.

Las viejas películas ambientadas en la antigua Grecia son admirables porque, en su sencillez, nos ofrecen mucho y no piden casi nada a cambio. Sólo piden que el espectador suspenda un ratito la incredulidad y esté dispuesto a viajar en el tiempo hasta la antigua Grecia, una Grecia más o menos monumental, más o menos histórica, más o menos mítica, más o menos desquiciada y más o menos todo. Decía Aristóteles que la filosofía nace de la admiración. Pues bien, digamos que este libro, que no es más que una rendida reflexión acerca de las viejas y nuevas películas "de griegos", nace también de esa admiración. Ahora coja su espada, cálcese las sandalias y acompáñenos [Texto de la editorial].